POEMA 632- EMILY DICKINSON
Encontré el poema de Emily Dickinson. Si en el cerebro está la identidad (en esas micropulsiones caóticas que terminan por decirnos quienes somos), la lectura de este poema, por lo menos a mí me pasó, no puede dejar de provocar como una especie de ventosa por dentro, mínimo agujero negro por el que se esfuman las certezas. Es la REINA.
El Cerebro- es más ancho que el Cielo-
Y-si los pones juntos-
El uno contendrá al otro
Holgadamente-y a Ti-además-
El Cerebro es más hondo que el mar-
Y-si colocas ambos-Azul contra Azul-
El uno al otro absorberá-
Como la Esponja-al Cubo-
El Cerebro pesa lo mismo que Dios-
Y-si lo calculas-Libra a Libra-
Hallarás la misma diferencia- si la hubiere-
Que separa a una Sílaba de un Sonido-
(¿Dónde están los límites del yo? Un día, después de leer un poema del Tao Te King, y muerta de miedo por todo aquello de la disolución del yo en la inmensidad, escribí un poema de coña: MARÍA CATARATA Y EL TAO: ¡Tao!, ¡Tao!/¿Quién es?/¡Soy yo!/Mal empezamos.)
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