29 agosto 2006

19 agosto 2006

Reflexión primera (Ángel González)

Despertar para encontrarme
esto:
la vida así dispuesta,
el cielo
turbio, la lluvia
que lame los cristales.
Abrir los ojos para ver
lo mismo,
poner el cuerpo en marcha para andar
lo mismo,
comenzar a vivir, pero sabiendo
el fracaso final de la hora última.
Si esto es la vida, Dios,
si este es tu obsequio,
te doy las gracias -gracias- y te digo:
Guárdalo para ti y para tus ángeles.
Me hace daño la luz con que me alumbras,
me enloquece tu música
de pájaros,
pesa tu cielo demasiado,
oprime,
aplasta, bajo y gris, como una losa.
Todo está bien, lo sé.
Tu orden
se cumple.
Pero alguien
envenenó las fuentes
de mi vida, y mi corazón es
pasión inútil, odio,
ciego, amor desorbitado,
crisol donde se funden
contrariedades con contradicciones.
Y mi voluntad sigue,
inútilmente,
empeñada en la lucha más terrible:
vivir lo mismo que si tú existieras.

Caligramas - Apollinaire

09 agosto 2006

Antonio López

05 agosto 2006


Te amo como si volvieras
tras años de ausencia.
Como si hubiéramos inventado
la luz de la luna.
(Anne Michaels)

04 agosto 2006


Un intento por describir ese vaho que está hecho de la misma naturaleza que el aliento, y que parece amor.
Mi súplica: el estado gaseoso,
ligazón de todo lo que vuela,
amalgamarme en ti,
mi aliento segregado,
y descubrir tu peso sin afuera.
(Estefanía Rodero)