24 abril 2006

EN LAS TRIPAS DE SAN SEGUNDO - Javier Hernando


Llevo un clínex de la mano y largas colas
pegadas a la suela del zapato
también llevo chicles y
una nota amarilla
de las importantes en la nevera que dicen: "TE QUIERO"
al cabo de unos años o largos ciclos,
penetraré como si jugásemos a los columpios en un agujero negro
y el trapo donde me limpio
cada dedo y cada uña después del cambio de aceite
se convertirá en automóvil, descapotable y rojo.
El granizo de abril es poético en sí mismo.

HAIKU - Estefanía Rodero




La eternidad

nada tiene que hacer

frente a tu glande.

22 abril 2006

Fragmento de "Salvo el crepúsculo"


"No aceptar otro orden que el de las afinidades, otra cronología que la del corazón, otro horario que el de los encuentros a deshora, los verdaderos."

DUENDES- Carlos Pérez Sacau


DUENDES - Carlos Pérez Sacau
Quizá no lo sepas, pero ahora mismo
el poema respira por tus ojos
mientras devora tu silencio cual
mamífero nerviosamente lento
Luego te irás, tras el final extraño
pero él te acompañará, imperceptible,
posándose sobre aquello que mires
y rehaciendo, como si los tejiera,
los ecos
de las voces que no escuchas.

21 abril 2006

EL PLACER- Julio Cortázar

EL PLACER (Julio Cortázar)
Leerlo en voz alta, palabra por palabra

Mío

mío

mío tuyo

mío porque tuyo

tuyo

tuyo

tuyo mío

mío mío

mío y tuyo

tuyo

tuyo porque mío

tuyo cuando mío

mío mientras tuyo

mientras tuyo mío

tuyo y mío

tuyo y tuyo

porque mío

porque tuyo mío

porque tuyo tuyo

porque mío

mío desde el tuyo

mío mientras tuyo

mío nunca mío

sino cuando mío

porque tuyo

tuyo tuyo tuyo

tuyo tuyo mío

tuyo tuyo tuyo

y mío y mío y tuyo

y nunca nuestro


EL RÍO- Julio Cortázar

EL RÍO - Julio Cortázar

Y sí, parece que es así, que te has ido diciendo no sé qué cosa, que te ibas a tirar al Sena, algo por el estilo, una de esas frases de plena noche, mezcladas de sábana y boca pastosa, casi siempre en la oscuridad o con algo de mano o de pie rozando el cuerpo del que apenas escucha, porque hace tanto que apenas te escucho cuando dices cosas así, eso viene del otro lado de mis ojos cerrados, del sueño que otra vez me tira hacia abajo. Entonces está bien, qué me importa si te has ido, si te has ahogado o todavía andas por los muelles mirando el agua, y además no es cierto porque estás aquí dormida y respirando entrecortadamente, pero entonces no te has ido cuando te fuiste en algún momento de la noche antes de que yo me perdiera en el sueño, porque te habías ido diciendo alguna cosa, que te ibas a ahogar en el Sena, o sea que has tenido miedo, has renunciado y de golpe estás ahí casi tocándome, y te mueves ondulando como si algo trabajara suavemente en tu sueño, como si de verdad soñaras que has salido y que después de todo llegaste a los muelles y te tiraste al agua. Así una vez más, para dormir después con la cara empapada de un llanto estúpido, hasta las once de la mañana, la hora en que traen el diario con las noticias de los que se han ahogado de veras.

Me das risa, pobre. Tus determinaciones trágicas, esa manera de andar golpeando las puertas como una actriz de tournées de provincia, uno se pregunta si realmente crees en tus amenazas, tus chantajes repugnantes, tus inagotables escenas patéticas untadas de lágrimas y ajetivos y recuentos. Merecerías a alguien más dotado que yo para que te diera la réplica, entonces se vería alzarse a la pareja perfecta, con el hedor exquisito del hombre y la mujer que se destrozan mirándose en los ojos para asegurarse el aplazamiento más precario, para sobrevivir todavía y volver a empezar y perseguir inagotablemente su verdad de terreno baldío y fondo de cacerola. Pero ya ves, escojo el silencio, enciendo un cigarrillo y te escucho hablar, te escucho quejarte (con razón, pero qué puedo hacerle), o lo que es todavía mejor me voy quedando dormido, arrullado casi por tus imprecaciones previsibles, con los ojos entrecerrados mezclo todavía por un rato las primeras ráfagas de los sueños con tus gestos de camisón rídiculo bajo la luz de la araña que nos regalaron cuando nos casamos, y creo que al final me duermo y me llevo, te lo confieso casi con amor, la parte más aprovechable de tus movimientos y tus denuncias, el sonido restallante que te deforma los labios lívidos de cólera. Para enriquecer mis propios sueños donde jamás a nadie se le ocurre ahogarse, puedes creerme.

Pero si es así me pregunto qué estás haciendo en esta cama que habías decidido abandonar por la otra más vasta y más huyente. Ahora resulta que duermes, que de cuando en cuando mueves una pierna que va cambiando el dibujo de la sábana, pareces enojada por alguna cosa, no demasiado enojada, es como un cansancio amargo, tus labios esbozan una mueca de desprecio, dejan escapar el aire entrecortadamente, lo recogen a bocanadas breves, y creo que si no estaría tan exasperado por tus falsas amenazas admitiría que eres otra vez hermosa, como si el sueño te devolviera un poco de mi lado donde el deseo es posible y hasta reconciliación o nuevo plazo, algo menos turbio que este amanecer donde empiezan a rodar los primeros carros y los gallos abominablemente desnudan su horrenda servidumbre. No sé, ya ni siquiera tiene sentido preguntar otra vez si en algún momento te habías ido, si eras tú la que golpeó la puerta al salir en el instante mismo en que yo resbalaba al olvido, y a lo mejor es por eso que prefiero tocarte, no porque dude de que estés ahí, probablemente en ningún momento te fuiste del cuarto, quizá un golpe de viento cerró la puerta, soñé que te habías ido mientras tú, creyéndome despierto, me gritabas tu amenaza desde los pies de la cama. No es por eso que te toco, en la penumbra verde del amanecer es casi dulce pasar una mano por ese hombro que se estremece y me rechaza. La sábana te cubre a medias, mis manos empiezan a bajar por el terso dibujo de tu garganta, inclinándome respiro tu aliento que huele a noche y a jarabe, no sé cómo mis brazos te han enlazado, oigo una queja mientras arqueas la cintura negándote, pero los dos conocemos demasiado ese juego para creer en él, es preciso que me abandones la boca que jadea palabras sueltas, de nada sirve que tu cuerpo amodorrado y vencido luche por evadirse, somos a tal punto una misma cosa en ese enredo de ovillo donde la lana blanca y la lana negra luchan como arañas en un bocal. De la sábana que apenas te cubría alcanzo a entrever la ráfaga instantánea que surca el aire para perderse en la sombra y ahora estamos desnudos, el amanecer nos envuelve y reconcilia en una sola materia temblorosa, pero te obstinas en luchar, encogiéndote, lanzando los brazos por sobre mi cabeza, abriendo como en un relámpago los muslos para volver a cerrar sus tenazas monstruosas que quisieran separarme de mí mismo. Tengo que dominarte lentamente (y eso, lo sabes, lo he hecho siempre con una gracia ceremonial), sin hacerte daño voy doblando los juncos de tus brazos, me ciño a tu placer de manos crispadas, de ojos enormemente abiertos, ahora tu ritmo al fin se ahonda en movimientos lentos de muaré, de profundas burbujas ascendiendo hasta mi cara, vagamente acaricio tu pelo derramado en la almohada, en la penumbra verde miro con sorpresa mi mano que chorrea, y antes de resbalar a tu lado sé que acaban de sacarte del agua, demasiado tarde, naturalmente, y que yaces sobre las piedras del muelle rodeada de zapatos y de voces, desnuda boca arriba con tu pelo empapado y tus ojos abiertos.

CRONOPÍN

Después de ver esta foto, ¡se entiende todo!

PAVADAS- Julio Cortázar

PAVADAS (Julio Cortázar)
Al árbol ya cortado
no lo claves en tierra,
porque su copa seca
no engañará a los pájaros.
Al río que discurre
no le levantes diques,
porque en el viento libre
cabalgarán las nubes.
Al hombre desterrado
no le hables de su casa.
La verdadera patria
cara la está pagando.

PALABRAS- Estefanía Rodero


Palabras - Estefanía Rodero
Si seguimos utilizando el lenguaje

en su clave corriente, con sus finalidades
corrientes, nos moriremos sin haber sabido
el verdadero nombre del día.
Capítulo 99 de Rayuela

Como larvas
calladas, doloridas
que en el seno
de la tierra
buscan madre,
las palabras
se saben
del silencio,
del vacío,
del fondo
inhabitable.
Tristes fetos
nacidos para el ruido,
de vampiros
succión,
casas de nadie,
lo real
en lo verbal
nos desmorona,
regurgita
la voz
heces al aire.
Gutural
la salida,
cero infecto,
balbuceo vivaz:
¡quiebra la clave!
Retornar
al punto de partida:
renombrar
es relenguar,
es reenlarvarse.

OBJETIVO MONTPARNASSE

OBJETIVO MONTPARNASSE
Llegar, abrazarle y volver.

BRAILLE- Carlos Pérez Sacau


BRAILLE - Carlos Pérez Sacau

Palpa esta página manchada de líneas,
comprueba la textura, una vez fue árbol,
cierra ahora la mano, siente tus dedos,
acércate un poco más, huele el vacío,
sabes, puedo
darte los más tristes besos de la historia.

UNA CARTA DE AMOR- Julio Cortázar


UNA CARTA DE AMOR

Todo lo que de vos quisiera

es tan poco en el fondo

porque en el fondo es todo

como un perro que pasa, una colina,

esas cosas de nada, cotidianas,

espiga y cabellera y dos terrones,

el olor de tu cuerpo,

lo que decís de cualquier cosa,

conmigo o contra mía,

todo eso que es tan poco

yo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,

que me ames con violenta prescindencia

del mañana, que el grito

de tu entrega se estrelle

en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamos

sea otro signo de la libertad.